domingo, 4 de mayo de 2014

POEMAS DE SOLEDAD. PARTE VI. LA ROGUÉ...

Y LA ROGUÉ...la añoranza hacía una abuela...

En momentos como este, tecleando frente a un portatil, en la habitación, uno echa de menos, añora muchas cosas en la vida...

Una foto en la habitación de mis padres, la sonrisa de mi abuela eternamente contemplando palabras, velando por el sueño, transmitiendo paz aún desde el más allá...

La miré con lágrimas, añorando a alguien con quien hablar, la única persona o de las pocas que me supieron entender, a mí, un extraño en mi familia, preguntándome por qué había nacido con esas personas con las que me une algo material que con el tiempo se disipa. Nací rebelde, soy rebelde, moriré rebelde, y al final mi familia comienza a entender que el ser que está con ellxs es algo más que un anti-social, rebelde sin causa, alguien diferente con un camino lleno de luz.

La rogué por el ser especial que me gusta, que tenga buena vida, buen camino, que viva feliz ante todo, y que si cae en el lado negativo de la vida dure poco y siga sonriendo. Desde la distancia si algo de energía la llega, hago lo que puedo orando todas las noches frente a una vela, rogando por esperanza en la vida, y algún efímero día, reconciliar mi alma con la suya y al menos, poder marchar en paz...

La rogué por mi hijito fallecido en septiembre a poco de que comenzará cuasi un año de calvario en mi vida. con una fuerte depresión que en un tal 24 de diciembre me llevo a intentar suicidarme estrángulándome con una cuerda, no podía más, sentía que todo se me venía encima, que no atisbaba a ver la luz hacía el final del tunel, y que mi día a día era una tortura, un enloquecimiento. Salí solo con ayuda de hermanxs, pero el romper las cadenas solo estaba de mi mano, romperlas sin fuerzas en el alma...

Abrí antes la puerta de mi habitación y contemplé el rinconcito en el cual el ser dormía, abrí lentamente como cuando el vivía, por si estaba correteando. Contemplé fijamente el lugar, y juré que le ví, estaba acurrucadín con sus papeles, con esa mirada de niñito mecido en amor, feliz. La última vez que miré a sus ojitos, estaban vacíos, secos, con una macabra mueca de despedida...

La rogué porque allá donde él estuviera le besará en su cabecita, le achuchará, y juré que al imitar el gesto él estaba entre mis manos...

La rogué por todos los seres mencionados, que les ayudará, y que si algo me pasará en la India, que la última voluntad al irme, fuera entregarles una porción de mi alma, un pedacito de paz, y velará porque fueran felices tanto como en vida hubiese deseado aunque con ellxs muchas veces me equivocara.

Me despedí, cerrré la puerta emocionado, abrí la ventana, prendí un cigarrillo y frente a mis ojos un cielo con nubes y estrellas se extendía a lo lejos, y más allá, más allá de todo, un sentimiento tan profundo de añoranza, de libertad a algo más, que de lágrimas se hizo una sonrisa, unos ojos brillaron de amor, y comenzaron a soñar...

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