Quiero irme mas y no quiero volver;
quiero olvidar y recorrer
inmersos mundos olvidados,
por donde los pasos del hombre
dejan la vista atrás,
desnudarme ante las arenas y caminar,
siguiendo a esa lejana estrella del horizonte,
y soñar con que algún efímero día
podre amarla...
Marcho y si me preguntan,
no sabre responder,
-a donde los latidos del pecho me indiquen-
susurro breve,
y a perderme ya sin mar
al que añorar...
Saldé deudas con noble esta gente,
humildes pechos brillantes,
me desnudé ante ellxs,
se lo entregué todo,
y si fallé,
tarde es para arrepentirme,
para atrás volver,
pues más ya no puedo llorar,
que vacío de lágrimas ya estoy,
afónico y más no puedo chillar,
todo lo dí y me perdí...
En mi adiós eterno,
la eterna despedida que no cesa,
el poema que no quise escribir,
el poema que no quise dedicar,
el verso realizado en ceniza,
el poeta transformado en eco,
el recuerdo transformado en arena...
-Adiós, adiós-
pregrinos errantes de la senda,
que en sabías lenguas llamada es
vida...
Marcha el corsario sin hogar,
corazón peregrino,
se disipa la niebla,
y todo queda atrás,
tan solo las huellas,
tan solo las pisadas,
que narran un devenir más,
en la eterna conciencia,
absoluto Brahman,
de aquel que algo más,
a todxs por igual ilumina,
¡La esperanza, la esperanza!
Sea la dicha dada.
¡Buen camino peregrinxs!
¡Buen camino peregrina!
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