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Este era el correo que una conocida-amiga de Facebook me había pasado para que en mi cercano viaje a la India, la enviará mis crónicas y fotografías, con el sincero fin de transmitir, transmitir ¿el qué? esa era la pregunta que me hacía. ¿Hacía dónde? Y todo eran incógnitas, señuelos llamados etapas por donde un viaje, hacía la perdición, discurriría...
Me sentía feliz, aún pese a la resaca, aquel día en la fiesta de apoyo para pagar la multa por fumar en el patio en el bar La Curva, poco a poco me había podido abrir a la gente, entablar diálogos existenciales, cuestionar los "por qués" de mi estancia en Valladolid.
Me sentía integrado con la gente, en paz pese a que notaba reticencias en ciertas personas, que pensaba, al mirarme, me miraban con asco o simplemente, mal. Pero sentía, que todxs, en el fondo, mi cierta locura llamada extravagancia, con las mil anecdotas literalmente que habían ocurrido allí desde que comencé a acudir a finales-principios de septiembre-octubre, me habían perdonado.
Estaba en un mundo que pese a que estaba dentro, estaba fuera de él, y no me importaba estar aislado, a solas en aquellos momentos, no sentía tristeza alguna. Era plenamente consciente de mi realidad inmaterial y viceversa. En mi adentro tan solo notaba paz, sentimiento alegre de tranquilidad y mientras todo seguía y continuaba...
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